Otras veces encuentro injusto el precio de mi soledad y me revuelvo en los pliegues de mi pasado como quien busca monedas en los bolsillos vacios.
Mi mente menor inventa recuerdos y fabrica diálogos que lo explican todo: respondo a preguntas que nunca me hiciste (que nunca harás) e interrogo a quien no tuvó coraje de preguntar.
Pero descubro que no hay risa que devuelva lo perdido, lo llorado, ni dé verde a lo marchito. ¿Pero yo, estás segura de haber perdido?
Son miles de bocas que devoran la fuerza que necesitas para seguir adelante. Te digo que no existe nada de malo en esos sentimientos en tanto no te dejes sofocar por los sentimientos.
Ciertas cosas llegan a tu vida cuando ya no las precisas. Arriban con un retardo inexplicable cuando la cola de tu ilusión ya dio vuelta en la esquina.
Tú no has renunciado a amar por seguir la vía sin embargo puede parecerte que por seguir la vía has dejado de amar.
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